01 marzo 2006

Tal vez aquí parada pueda concentrarme en observar este caos sin que nadie me moleste.
¿Qué hace una niña sola?
Tal vez mi mirada, aún pura, sin viciar por el transcurso de los años, pueda observar las cosas sin prejuicios. No juzgar a ese titiritero que se gana la vida en la esquina, con los pantalones raídos y el pelo despeinado y sucio.
Quizá pueda dejar de molestar a mi madre, siempre empeñada en darnos de comer cualquier cosa, cuando no hay nada. Mendigando comida en un lugar cualquiera, con las rodillas azules de pedir por las esquinas, para nosotros.
Quizá pueda verme ese señor con su cámara, occidental, que se empela en fotografiar al presidente...Hasta es posible que se me acerque y me haga una pregunta y yo también pueda salir en televisión!
Quizá descanse después de la jornada inhumana que me ha tenido desde el amanecer hasta estas horas sembrando en el campo...y pueda después recobrar fuerzas para jugar un poco como los niños de los barrios en los que no existe la pobreza.
Es probable, incluso, que pueda soñar despierta, con dulces y dibujos, con colegios y muñecas. Me han dicho que soñar es gratis...O decirle a mi padre que quiero que me cuente un cuento cada noche, como esas noches en que puede contener el sueño tras la jornada en el campo.
Hoy, tal vez, podría compartir mis piedrecitas con alguna otra niña, y jugar arrodillada en el suelo hasta que un plato calentito me esperase en la mesa.
Podría ser. Que una mañana despertase oyendo pájaros en la ventana, después de las seis de la mañana, y pudiera ir a la escuela. Y hacer dibujos que mamá colgaría en la pared de la cocina.
Maquillarme con la barra de mamá, dejarme el pelo lo suficientemente largo para hacerme una trenza como la que ella luce. Y que mi padre me dijera que estoy linda.
No ensuciarme tanto y gastar zapatos nuevos y faldas sin remiendos.
¿Qué sueña una niña sola?
Visitar a mis abuelitos, que vivirían en una casa limpia y aseada, con medicinas y todas esas cosas que siempre necesitan.
Soñar despierta, todo el tiempo despierta, que todas estas cosas podrían materializarse si, al otro lado del mundo, no se robara, no se matara, no se violara, no se ansiara poder por tener poder. Si no gobernaran los corruptos, si papá cobrara del terrateniente un sueldo digno y acorde con su trabajo desempeñado. Si al otro lado los niños no vistieran de marca, ni ansiaran objetos accesorios, maquinitas extrañas que les absorven el tiempo. Si tuviera yo también derecho a la educación, a la salud, a la alimentación, a la vivienda... Si tomara las riendas alguien digno, que utilizase su poder, no para engendrar más poder sino para hacer de la nuestra una tierra igualitaria, libre y digna.
¿Si cambiaran las tornas y el norte fuera sur, nosotros miraríamos también de reojo hacia estos países abandonados?
¿Repartiríamos la riqueza de manera igualitaria?
Para todos, todo.


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