
Escribir siempre.Escribir apasionadamente, aunque no haya lector, aunque no llegue el mensaje.
Dejar por escrito, como si así perdurara, el aluvión de cosas que hay dentro de mí.
Escribir en un ratito. En casa o con prisas. En un papel arrugado, en una servilleta. En el ordenador.
Escribir y escribir por sentir.
Escribir porque siento.Porque estoy viva y me quedo coja si no lo hago. Y se juntan en mí todas esas motivaciones que se reducen a una. Escribir.
Para el trabajo, la obligación. Para mi ocio, mi devoción. Sin más recompensa que la personal, más allá de la valoración literaria que puedan dar quienes dedican un ratito a leerme.
Abriendo puertas que algunos no entenderán. Escribir es abrir. Abro una caja llena de objetos impalpables. Describo lo que me ha pasado, la frustración de un día o un momento.Pero también dejo en el aire, planteo o vomito mi rabia.Imagino, me acojo a la oportunidad de soñar... a través de las letras.
Escribir, siempre escribir. Sin ánimo de lucro. Sin copia de estilos, irremediablemente genuina porque quien escribo soy yo, con mis fallos, pero al mismo tiempo semejante a otros.
Escribir, que me enloquece, me ofusca, me apasiona, me aturde, me evoca a mí misma, me retuerce, me embriaga, me trae de nuevo la vida.
Soy libre. Más que nunca. Ante el papel en blanco no hay ley. Ni obligación ni prohibición. Lo que lees es lo que hay. Puedo inventar! Puedo mentir! Puedo jugar! Quiero jugar!
Escribo, escribo, escribo, de día o de noche. Temprano o tarde, a todas horas.
Mi necesidad vital, como el aire. Siempre, siempre, desde siempre.
Escribir rápido, escribir despacio, meditando cada una de las palabras. Sin sentido, a lo que sea. Con resultado catastrófico, pero aquí está! Es lo que hay.
Necesito la dosis diaria de vómito literario. Acertando, errando. Siempre aprendiendo, puliendo, madurando en mi embriaguez de letras.
Dónde irá? Donde irá lo que se escribe desde el alma o los hígados?
Me queda todo por contar, mucho que explicar. Los días que pasan, el mundo que se mueve alrededor.
Escribiendo siempre. Dejo constancia, aquí, ahora, de mi envenenamiento por lo escrito, de las miles de páginas no escritas que me quedarán por escribir, en una espiral infinita de eterno retorno al papel en blanco.
Escribo porque soy yo. Escribo porque...es el sentido de los sentidos, de todos los sentidos de mi vida!!
Escribo...¿lees?
Escribiendo...¿te atreves?
Escribiendo. No me queda otra alternativa. Estoy atrapada en la maraña dulzona del papel, como en una tela de araña.
Mirando las cosas con otros ojos, los ojos que las lleven al papel.
ES - CRI - BIR
Foto: Aviso de máquinas de escribir Oliver publicado durante 1908 por la revista Zig-Zag.
3 comentarios:
Nosotros te comprendemos, Pam, porque nos pasa igual Un abrazo:
Ana
Siiii, es cierto. Cada vez que termino algo, ya estoy pensando en lo siguiente que escribiré.
Y para más...yo que voy a todos lados con la camara!
Un abrazo!
Conozco la obsesión. Para ella hay un recurso, volverla trabajo.
Que la palabra se apodere de nosotros hasta la rutina. Que nos de de comer. Entonces, ya no hay forma de desligarnos de la manía.
Con respecto a esta frase:
"Abriendo puertas que algunos no entenderán"
No te ocupes, a lo escrito lo cierra el lector, y nunca, nunca coincide con lo que uno cree quiso decir.
Saludos
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