Yo tengo que hablar de ti. Ni te lo debo ni me lo pides. Pero tengo que hablar del centro de mi existencia. De que esta noche se oyen los compases del verano, de la pólvora cercana que ya huelo. De que viene el verano y se oyen explosiones de cohetes en la fiesta del barrio. Ya empieza a oler a verbena. La primera contigo. Me quiero volver a enamorar cada día que pasa, otra vez como en el principio, cuando recuerdo y te recuerdo. Que me hablas mientras crees que duermo y no es verdad. Donde estás, yo te he encontrado desde siempre a mi lado. Y vuelves cada día. Una y otra vez, sin que te llamen mis manos, los labios. Siempre vuelves. Sudo. El calor. No es como el tuyo, es del verano. El vello de punta mientras escribo. Por sentirme tan viva. El negro de la noche por la ventana. Es accesorio. Pero siento felicidad y eso he de decirlo. Todo caro. El precio de la vida. Todo insano. El precio de una vida que hay quien no vive porque no puede. Ya lo sé. Lo sé todo. Pero también conozco la novedad. La ilusión. Con tu nombre y apellidos. Yo quizá no sepa explicarlo con palabras. Que por aquí están todos locos, y quieren que tú y yo también lo estemos. No saben que nuestra locura ni se compra ni se vende, ni tiene precio en el mercado, ni se hipoteca ni se regala al farsante. Estoy pensando siempre en estos días. Quiero dejarlos escritos, con el temor incierto de que algún día se extinguieran. Que se sepa que un día, algunos días, nosotros juramos que, pese a todo, hay un espacio, siempre lo encontraremos, para huir de la inmundicia, abandonarnos como niños a un juego, ajenos al desencanto de la mayoría. Yo no sé si me importa si amaron los demás o no saben hacerlo. A mí nadie hubo de enseñarme a entregarte todo. Todo lo que no venden los mercados y entrega mi alma con pasión desde que te vi. Tanto importa la locura si no lleva nuestro sello. Tanto dan las discusiones por a y por b. Sin discusiones no habría juego posible. El juego de hablar de ti, y que no sea una película todo esto. Que algún día, viejecitos, le colguemos un final feliz, comiendo perdices y todo eso. Todo eso dulce que me cuentas mientras duermo, pero no duermo y me hago la dormida. Más y más. Acércate y me meto en ti. Y en mi habitación siguen sonando esas palabras. Más y más, sin más te quiero. Te quiero más. Siempre más.
Banda sonora del post: Más y más - ROBI DRACO ROSA
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7 comentarios:
Pues ya lo has explicado muy bien, Javi. Pero, Pam, nena, ¿y ese careto de la foto? Cambia la cara, hija, que pareces aburrida soberanamente y lo que dices no es así. ;-)
Todo es gaseoso y dulce.
O sea como un post coca-cola
Pensaba antes de escribir... cómo no lo va a tener loquito?? y leo a Javi diciéndolo... pues eso!! jajaja
Besossssssss de buen lunes aunque-sea-lunes, ays
Es verdad, Anita, no sé por qué tenía ese careto. En realidad estaba de coña. Fuimos a un restaurante al que me hacía mucha ilu ir desde hacía tiempo y cené de coña!
MARGA: ayyy, los lunes... qué asquitooooo.
Qué gusto, repito siempre, ver a la gente enamorada!
Pareces como dormida o no sé.
QUE BACANO VERTE.....
EL AMOR PUEDE CON TODO...
UN ABRAZO VIRTUAL
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