Parón

A veces, como hoy, me doy cuenta de que no sé parar. Ni sé parar ni sé decir "no".

Hago mil cosas a la vez y no sé descansar. Al final, me doy cuenta cuando ya he traspasado el estrés y rebufo a cada instante. No es sólo cansancio físico, si no sobretodo psicológico.

Si me paro a pensar, últimamente no paso por mi casa más que para ducharme, cenar y dormir. Los días pasan rápidos porque se llenan de mil cosas, de mil quehaceres. Luego llega el fin de semana y, si puedo, al menos un día, intento vegetar en mi cama. No tengo ganas de grandes planes, sino de ver una peli, pensar poco y dormir lo máximo.

Me he dado cuenta de que mi ritmo es frenético, ni para comer me estoy quieta. Muevo las rodillas sin parar... lo increíble es que haya conseguido dejar de comerme las uñas. Aún no me lo creo cuando las veo asomar en mis dedos.

Fumo mucho y paso demasiado tiempo frente al ordenador. No valoro el silencio, siempre con música. No me recuerdo a mí misma tumbada en la cama, mirando el techo simplemente, y descansando.

He tenido que hablar con Javi y comer con él este mediodía para darme cuenta. Este ritmo frenético no puede continuar.

Pero hoy no será un buen día para cambiarlo. Esta noche tengo una cena de cumpleaños que no me apetece en absoluto. Uno de esos compromisos horribles a los que no sé decir "no".

Así que a partir de mañana, he de aprender a tomar las riendas de mi vida con más calma. Lo que pasa es que siempre es "a partir de mañana"...

Para empezar, hoy no tomaré café. Y mira que me muero de ganas...

Banda sonora del post - De vuelta y vuelta - JARABE DE PALO