Si hoy me quedo aquí, justo aquí, donde me dejan, tragaré saliva para buscar otro lugar. Maduraré de un golpe brusco. No sé por qué se me ocurre que ya no les veré más.
En esta gasolinera hace frío. Meo aquí, en este árbol, de espalda a ellos, pero temo girarme y comprobar que no están. Podría ser así. Ocurre siempre. Acabo rápido y siento una punzada en mi pecho. Ni rastro del dueño y la dueña. Corro y veo alejarse el coche, desdibujándose los números de la matrícula. Este señor de mono azul quizá pueda ayudarme. Uff, casi me atropeya una moto! Me he manchado de aceite las patas. Empiezo a tener un aspecto lamentable y sólo llevo en soledad un minuto. El señor acaricia mi lomo, pero eso no es suficiente. Para empezar, tengo mucha sed. Mientras mi garganta se seca, mis ojos se humedecen. ¿Quién debió fabricarnos frágiles y vulnerables? El señor de la gasolinera sigue con su trabajo y yo empiezo a tener la sensación de que estoy de más en todas partes. Ahora siento más frío que nunca. Ahora empieza la vida de perro.
Si me dieron cariño, yo nunca lo pedí, si fui un regalo para la hijta, yo siempre la amé, si fui un estorbo o un encordio, desde el principio debieron saberlo. Siempre he comido poco y nunca he estado enfermo, no he supuesto un gran gasto y he ofrecido mi compañía sin exigir nada a cambio.
Aquí, me quedo aquí. En un rincón. Donde no se entere nadie. Nadie se enterará aunque me vean. ¿Quién no pasó de largo al ver un burdo perro callejero? ¿Qué sino un simple animal puedo ser yo?
(Dedicado a Brus para que valore y cuide a Sam)
11 comentarios:
Querida Pam...qué triste, bonito, real, y ojala que nunca más cierto, es cuento que has escrito. Como Brus, como Sam, como soñador o como simple ser humano te agradezco que tengas esa sensibilidad. (Gracias guapísima)
Sam: De pequeño tenía miedo a los perros y no fue hasta que fui mayor que tuve a Brus, mi primero; no podía imaginar lo mucho que se puede llegar a querer a éste Bichejo; te lo dan todo y no te piden nada a cambio, le puedes reñir o castigarle si hacen algo mal, lo puedes dejar un día entero encerrado en casa, porque los seres humanos tenemos "tantas cosas importantes que hacer", pero llego a casa y ahí está, con su cola moviendose como un ventilador, con esos ojillos de pillo, con las mismas ganas de jugar...me estoy emocionando, porque me gusta las personas de verdad, como tu, que piensas en los animales más auténticos.
Brus: Querida Pam, me has dejado el corazón temblando, ojala no pase nunca lo que has contado, aunque sea tan habitual ahora. Igual le dejo a este "Tipejo" que siga con su blog y yo me dedico a cuidarlo. Igual te nombro Miembro Número 1 del Club de las buenas personas que quieren a los perros. Un lengüetazo con todo el cariño del mundo. Eres...¡GUAUUUUU!
Que chulo, Pam!! a mí ahora me ha dado por los gatos pero sé lo que es tener un bicho-can recogido de la calle y su mirada de tristeza y desamparo durante demasiado tiempo... eso sí! cuando se les pasaba no había bicho más feliz!!
Besossssssss guauuu
Nunca me han gustado los animales, pero opino que si alguien quiere uno tiene que pensar que es un ser vivo y no un juguete. Conlleva unas obligaciones y unas ventajas (para el que le gusten :S ).
¡¡Él nunca lo haría!!
Mi gato te dice "miau" también. Hoy se ha venido a mi cama a dormir la siesta. Estaba yo acostada, me ha pegado un susto de muerte al saltarme encima, porque ya estaba cogiendo el sueño, se ha acurrucado ronroneando a un lado y no he podido echarlo. Soy una blanda, ya lo sé.
BRUS: me alegro mucho de que te haya gustado. Ya sabes... pórtate bien. SAM: lo mismo te digo. Pórtate bien, jeejejeeje.
MARGA: qué gran labor recoger a un animal de la calle. Me parece algo genial.
IF: El no querer a un animal no está reñido con el respeto y hay gente que no entiende algo tan simple. Besitos
AMELCHE: Qué bonitoooo! Mira que a mí, los gatos me dan mal rollo... pero conozco a mucha gente a la que les encantan. besitosss
magnífico post; da gusto leer algo tan justo, sin efectos lacrimógenos, tan real, tan buenísimo. Un saludo.
A mí no me gustaban los gatos hasta que llegó este a mi vida. Y es verdad que son independientes y van a su rollo, pero también son muy fieles: se asoma a la ventana maullando cuando llego a comer y, si la ventana está cerrada, no sé cómo me oye entrar y sabe que soy yo y empieza a maullar desde que entro por la puerta del edificio hasta que llego a mi piso (el entresuelo). Cuando estuve enferma este invierno, venía todos los días a estar conmigo en mi cuarto, muchas veces viene a dormir a mi cama o a que le abra la ventana para tomar el sol... El bicho, a veces es un golfo, pero en general se hace querer.
LAUZIER: Gracias!! me alegro mucho de que te haya gustado!! Los perros son mi debilidad! Es inevitable...
AMELCHE: Me imagino que me pasaría algo semejante a mí, si tuviera algun tipo de relación con alguno de ellos en concreto, pero es que me da la sensación de que me odian...
También la mía; te presento a Mus. Saludos.
http://elblogdeenriqueortiz.blogspot.com/2006/04/nunc-coepit.html#links
Amigo LAUZIER: Te he dejado un comentario en esa entrada que me has dejado. Gracias!! Te linkeo!
Gracias, Pam, por el comentario y el link; hago lo mismo. Un saludo y, de nuevo, gracias.
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