Concierto de James Blunt - 21 de junio de 2006 - Poble Espanyol

En 1999, James Blunt era Oficial del ejército de su Majestad en Kosovo. En 2006, es el Artista revelación del momento, con 6 millones de discos vendidos en todo el mundo y disco de Platino en España. Armado con unas maquetas promocionales, James Blunt dejó el ejercito en el 2002 (tras dar el típico disgusto a su familia, muy arraigada en el ejército) consiguiendo un contrato con Custard Records yéndose a California en Septiembre 2003 a grabar el mencionado primer trabajo del artista.Tiene un estilo sencillo, de toda la vida.

Se hizo conocido con una canción de esas que acaban repitiendo los medios hasta la saciedad por su estribillo facilón: You are Beautiful, tema que sonaba y sonaba cuando conocí a Javi, convirtiéndose así en la nuestra propia. De letra simple, explica el flechazo de un hombre por una mujer a la que ve en el metro, acompañada por otro hombre. Y así, empezó todo. Cada vez que la escuchábamos, antes de ser pervertida por los mass media, se nos ponía el vello de punta. Era la nuestra. Decidimos que cuando el inglés viniese a Barcelona, iríamos a verlo. Y sucedió ayer en el Poble Espanyol, a las faldas de Montjuïch.

Conseguimos estar en buena posición, mientras a mí me dolían los riñones de estar de pie, sufriendo la espera, como sucede siempre en el ritual de los conciertos. Buena noticia: los teloneros serían Zero7, un grupo que justamente hace unos días conocía a través de una revista. Había escuchado algo y me había gustado.

Entonces, aparecen con un temazo ellos solitos, fantásticos. Hasta que llega la cantante, que es un personaje peculiar. Va de excéntrica, eso sí, muy sonriente y simpaticona, enseñando la barriga prominente y con la cara pintada estilo payaso. Ya la véis. Al menos, tiene buena voz. Y el grupo en general me suena estupendo, una mezcla de sonidos electrónicos, con melodías chill out y un pianista zumbao que baila estilo Chiquito de la Calzada en su apogeo.

Con un cuarto de hora de retraso y los riñones en la suela de los zapatos, aparece el Blunt y se monta la del pollo. Dos minutos antes, las listas de turno se nos ponen delante, viniendo desde atrás y empieza el despropósito de tener que aguantar a un par de imbéciles, niñatas pijas, sin parar de cacarear y moverse… Dame paciencia, porque me lío a ostias… No hay nada que me moleste más que la mala educación en público (jejeje, nunca mejor dicho) y el poco respeto por las demás personas. Pisotean a otra chica, hablan en un volumen tan alto y escupen tantas tonterías… Miro a Javi: qué puta mala suerte, con lo grande que es esto, nos han tocao las tontas a nosotros.

En fin, esperpentos a parte, ha llegado el Blunt y empieza con una que no conoce ni Cristo porque es nueva. Vale. Potente.

El repertorio es el completo, el que conforma su primer disco: Back To Bedlam. Si lo escuchas entero (cosa que muchos deberían de hacer antes de criticar) ves que él no es sólo producto de un single que suena en todos los sitios, sino que su trabajo está lleno de canciones muy pasables. Por ejemplo la compuesta en los cuarteles de Kosovo No Bravery que me puso los pelos de punta con un video de fondo en el que se mostraban imágenes grabadas quizá por él mismo, de la guerra, o la dedicada sutílmente a Hendrix y Morrison: So Long Jimmy. Suena también majestuosa Goodbye My Lover, muy emocionante al piano, solito, comiéndose el escenario. En fin, que por aquí y por allá, la Pam cantando, haciendo fotos como podía y grabando pequeños videos. Los dos pisoteados pero contentos, como suele ser. El tío súper campechano, como dice mi madre. Muy simpático, moviéndose mucho (nada de pasmarote). La voz, aceptable y el sonido, bueno. Las imágenes de fondo eran muy simples. No decían mucho. Nada que ver con el tríptico que montaron los Coldplay ni el amarillo que invadió el pabellón de Badalona cuando sonó el Yellow o el láser verde de Clocks pero claro, qué voy a decir yo de los putos amos!!

Y en el momento de escuchar la nuestra, yo grabándola y de la otra mano con mi niño, emocionadito.

Una sed...madre mía qué sed se pasa en los conciertos. A Javi le requisaron las latas de Coca Cola y acabamos con una botellita de Font Vella que había rellenado y que sabía a manzana (uno de esos experimentos de las marcas que parecen insatisfechas).

En fin, que no salimos tirando cohetes habiendo escuchado al cantante de nuestra vida, pero sí satisfechos con un tipo muy criticado y sin embargo autor de una música muy válida y consumible para deleite de muchos. Y tiene que haber música para todo tipo de públicos, ¿no?