La playa no era una playa. Era una alfombra de brillos azules convertidos en negro por la noche. El cielo no era un cielo. Era una tela con agujeritos amarillos centelleantes. La hoguera no era una hoguera. Era una estela amarilla anclada en la arena, rodeada de niños escurridizos que tiraban cosas que explotaban: buuum! Los cohetes no eran cohetes. Eran lámparas gigantes de luz que se alzaban sonriendo y gritando. No era una noche. Era la noche. Ya no hay tiempo. Le vencimos. Por una noche se pararon los relojes. Yo no era yo. Yo era una reina de pantalón blanco y zapatos baratos. Tú no eras tú. Eras un rey! Un rey despojado de riquezas, sonriente bebiendo vino de saldo en vaso de plástico, sobre una toalla de colorines. La magia prestada, de sonido preciso... Qué dicha poder convertirlo todo en cuento!
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25 junio 2006
Cuento
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5 comentarios:
Sencillamente precioso... no se puede comentar nada sin que pierda su encanto mágico, así que me quedo leyéndolo otra vez...
que pena que a mi no se me den bien los cuentos...por eso me quedo con este pam, en verdad solo se necesita imaginacion.
Saludos
REAÑO: Gracias! que te guste a ti, especialmente, es un honor!
METIS: es eso, sólo imaginación, y, en Ibiza no me faltaría inspiración!! muchos saludos!!!
JAVI: qué bonito, nene, qué bonito.
Querida Pam; ya se que la noche de Sant Joan es tan mágica, especial, corta (o larga, ya no lo sé muy bien);pero, ¿por qué los humanos no inventáis unos petardos que hagan menos ruido? Mis colegas y yo (tu querido amigo Brus), os lo agradeceríamos mucho.
Por lo demás: EL CUENTO ES DELICIOSO. Un lametón con movimiento de cola solo para tí, solete.
..................... tienes razón fiera!
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