HORTA

Vivo en un barrio de Barcelona llamado HORTA. EL antiguo municipio de Horta nació en los alrededores de la casa de Guillem I d’Horta (siglo XII) y de la Iglesia de Sant Joan d’Horta, donde se han casado mis dos hermanos (y mi madre querría que me casara yo, y va a ser que no), e incluye Sant Genís dels Agudells. Era eminentemente una zona residencial de clase media. Entre 1.845 e inicios del siglo XX, la población del municipio de Horta pasa de 1.885 habitantes a 6.035. Es un periodo próspero. La zona urbana avanza y los propietarios de masías y torres deciden ponerlas a la venta como solares para la construcción. Poco a poco, el barrio se convierte en una zona importante como núcleo de veraneo. Gente acomodada de Barcelona ocupaba torres modernistas para pasar las vacaciones. A lo largo del siglo XX, se van formando los barrios de El Carmel (tristemente conocido ahora en España por el derrumbe de muchos de sus pisos debido a las obras del túnel), la Clota, la Farigola, la Font d’en Fargues, el Maduixer, Montbau, Penitents, La Teixonera y el Parque de la Vall d’Hebrón. Es en 1984 cuando Horta se convierte en el Distrito 7 (Horta-Guinardó). El Túnel de la Rovira, inaugurado el 1988, mejora las comunicaciones del barrio y se convierte en itinerario casi obligado para acceder al centro de Barcelona. Yo lo cruzo 4 veces al día!! Horta es un barrio abierto desde el que se ve la montaña de Collserola, con la famosa Antena de comunicaciones presidiendo y el Tibidabo, cuyo parque de atracciones sigue en funcionamiento. Pero entre sus otras maravillas se encuentran: el Santuario de la Mare de Déu del Coll o de la Font-Rubia, el Monasterio de Sant Jeroni de la Vall d’Hebrón, la Capilla de Sant Cebrià. El Laberinto y algunas Masías como Can Fargues, Can Cortada, Can Mariner y Can Travi Nou. Las Asociaciones de toda la vida en el barrio, que mantienen su esplendor: el Ateneu Cultural Obrer, el Club de Tenis de Horta, el Foment Hortenc, los Lluïsos d’Horta… Pese a las remodelaciones y a los cambios que ha sufrido, Horta sigue conservando las características propias de un pueblo dentro de una ciudad: las relaciones entre vecinos, el calos del barrio, las tradiciones populares, los esplais y el comercio pequeño. Pero las ratas están en todas partes!: las inmobiliarias han aprovechado el tirón del barrio y sus orígenes tradicionalmente burgueses para denominarla de nuevo “Horta Residencial” y frotarse las manos vendiendo torres y pisos a precios de escándalo. De vuelta del trabajo, justo al salir del Túnel de la Rovira, me viene el olor a césped y, a lo lejos, la montaña me recuerda que estoy de nuevo en casa, en el barrio que podría ser pueblo, en el pueblo con aires de barrio. Mi niñez ha recorrido los rincones de Horta y los episodios de mi vida discurren en sus plazas (La plaza Ibiza, lugar eterno de cita con los colegas), el Laberinto en el que no pagas si vives en el barrio, el Velódromo donde se celebraron pruebas de ciclismo durante las Olimpiadas Barcelona'92 y donde vi a SKATALITES y a LOS WAILERS, la plaza Bacardí, el paseo Maragall donde está el cine (que antes era de una sala y ahora es multi)... Horta es mi casa. Es un barrio diferente, como decimos aquí, “amb caliu”. Está Barcelona y luego está la magia de las esquinas de HORTA.