D I S F R U T A R

Si quiero resumir estos días en una palabra básica, certera cien por cien, tengo que hablar de calor. Si quiero explicarme por dentro, reunir lo que siento, emoción. Quizá efímera, sí, pero emoción. La emoción becerril de sentirse emocionada porque me llegaron las vacaciones después de un año intenso, con muchos cambios y mucho trabajo. La emoción de una oveja más en esta manada que desgraciadamente somos, esperando sin poderlo evitar que nos llegue el momento de descanso, tan rápido y fugaz, que nos proporciona el verano.

Yo también he esperado mis “15 días en agosto”, que en realidad serán 23 (bueno, ya 21). Un calendario mental, de cuenta atrás, me ha traído hasta el 30 de julio con sudor en la frente, ventilador que remueve el aire caliente, agua por la cara y por la boca… rezando porque los problemas en el Aeropuerto del Prat se solucionen (partimos en avión de Iberia el próximo viernes).
Antesdeayer, ponía el contestador automático y apagaba el ordenador en el despacho, en un acto casi de ritual, mi jefa grababa en el buzón de voz el mensaje estival con voz emocionada. Tomábamos algo en el bar situado justo debajo de la empresa, y nos despedíamos hablando de nuestros planes. Besos finales de rigor. Cojo la moto. Arranco y se me escapa un suspiro de emoción. Aún no me hago a la idea.
Planes, planes. Planeando los días de Ibiza, las fiestas principales de la semana en cada club. Haciendo cuentas mentales de la pasta… Todas esas cosas maravillosas que suceden en los días previos a un viaje esperado. Los preparativos. Las ganas.
Sol abrasador, playa y líquidos, sueño hasta las tantas…lecturas hasta las tantas sin mirar el reloj. Esperando mencionar la frase: ¿qué más da la hora que sea?
La tarde, en el Café del Mar, con Javi a mi lado, mirando el sol presumido, mientras suena el chill out de rigor. El astro engullido por el mar entre aplausos, desapareciendo por unas horas. Y luego llega la noche y sube esa música isleña, que sólo suena así allí.

Bienvenidos a la ilusión, a la emoción efímera que luego se agota y nos trae la depre post vacacional.
Al menos, déjenme mantener estos días una única obligación en mente: D I S F R U T A R .