Me voy a hundir aquí en la cama, que todavía tiene mi nombre en la casa de mi madre, para mí. Me quedo aquí, despierta, mirando tal vez al techo, a modo de cielo, que pueda imaginar hasta dormirme, como si las nubes pasaran lentamente, con sus formas mutantes.
Me voy a hundir aquí entre las sábanas calientes del verano, a regocijarme en la hora tardía para dormir. Si quiero. Duermo lo que quiero. Que de lo mejor que tiene y siempre tuvo el tiempo estival, es el reloj extraviado con todas sus consecuencias maravillosas. No sé a qué hora apunta el minutero. Ni quiero saber.
Sólo me interesa desconectar. Haciendo un reset lentito, a poquitos, de todos esos asuntos que me comen la cabeza todo el año de clientes, de jefas y jefecillas que ordenan mucho y hacen poco.
Me voy a hundir aquí entre las sábanas calientes del verano, a regocijarme en la hora tardía para dormir. Si quiero. Duermo lo que quiero. Que de lo mejor que tiene y siempre tuvo el tiempo estival, es el reloj extraviado con todas sus consecuencias maravillosas. No sé a qué hora apunta el minutero. Ni quiero saber.
Sólo me interesa desconectar. Haciendo un reset lentito, a poquitos, de todos esos asuntos que me comen la cabeza todo el año de clientes, de jefas y jefecillas que ordenan mucho y hacen poco.
De repente, se vuelve una rica. Rica en posesión de tiempo, que tanto escasea en la cotidianidad. ¿Tiempo para qué? Para mí, para nada. Para lo que sea. Para lo que me salga de ahí…
Tiempo para callar, para pensar en lo que no he pensado, para tomar decisiones personales fundamentales. De mi presente cercano, prefabricado. De un futuro casi inmediato que me ilusiona.
Después, las promesas que una nunca cumple. De ahí su magia. Incumplir todo lo previsto. Y hacer de éste, mi micromundo, un sitio menos planeado, menos predecible. Improvisar, tal vez, si me atrevo. Y que me posea la improvisación y su consecuencia. Acarrear luego con los desperfectos si los hay. Que la perfección siempre me generó abulia.
Mi sistema es muy simple. Más o menos funciona. De quejarme, me he vuelto adicta a la queja. Intento hacer de mi vida un recodo aceptable, consecuente con mis palabras. Pero siempre resultó dificilísimo ser convincente. Hablar, hablar. Gratis. Hacer, hacer. Tan caro.
Escribir aquí, por allá, cuando me atrapa el ansia. Sin otro objetivo que el desfogue. Siempre tuve oidores que me critican y para eso les quiero.
Valoro estos días y la libertad de la huida del horario. Hago en cada momento lo que me apetece, en una ilusión de libertad de la no esclavitud del turno laboral. Valoro cada segundo, como si hubiese aprendido en una universidad del tiempo, que cada momento es indispensable e irrepetible. El bueno, el malo. Y aunque no estoy al borde de la muerte, y sigo creyendo que me quedan muchos años de vida (a no ser que me atropelle un camión o me caiga una maceta en la cabeza, cosas más raras se han visto) me quedo con cada minutillo y lo paladeo, como el terrón de azúcar tan gustoso que se deshace en mi boca. Y aprieto el botón de encendido del ventilador, que remueve el aire caliente, y me siento bien con poca cosa. Es lo que tiene el pobre. Que con poco se contenta.
Hago cuentas del tiempo que me queda antes del viaje, para prepararlo todo con tranquilidad. Para el disfrute está uno listo en poco tiempo. Y planear cosas que luego afortunadamente no salen como una las planea. Se superan. Nos superan.
Y mientras la noche de verano sea así, de verano, con las estrellitas y ese punto de romanticismo un poco tonto, yo ya me alegro, de una felicidad quizá postiza o momentánea, pero mía. De acostarme en la cama de mi madre mientras ella no está y notar el fresquito gratuito entrando por la ventana, y arrebujarme en su cama, hacerme un ovillo o estirar las piernas, abrirme o cerrarme yo sola en cama para dos y que amanezca cuando le salga. Y entre el sol de nuevo, otra esperanza. De construir a mi ritmo otro día, me traiga lo que me traiga.
Me duermo esta noche, ¡ja! sin pastillas para dormir. Una noche más. Mañana, ya hablará el mundo, que habla mucho y mal, pero no calla. Tranquila si de mí no hay nada demasiado malo que decir.
Tiempo para callar, para pensar en lo que no he pensado, para tomar decisiones personales fundamentales. De mi presente cercano, prefabricado. De un futuro casi inmediato que me ilusiona.
Después, las promesas que una nunca cumple. De ahí su magia. Incumplir todo lo previsto. Y hacer de éste, mi micromundo, un sitio menos planeado, menos predecible. Improvisar, tal vez, si me atrevo. Y que me posea la improvisación y su consecuencia. Acarrear luego con los desperfectos si los hay. Que la perfección siempre me generó abulia.
Mi sistema es muy simple. Más o menos funciona. De quejarme, me he vuelto adicta a la queja. Intento hacer de mi vida un recodo aceptable, consecuente con mis palabras. Pero siempre resultó dificilísimo ser convincente. Hablar, hablar. Gratis. Hacer, hacer. Tan caro.
Escribir aquí, por allá, cuando me atrapa el ansia. Sin otro objetivo que el desfogue. Siempre tuve oidores que me critican y para eso les quiero.
Valoro estos días y la libertad de la huida del horario. Hago en cada momento lo que me apetece, en una ilusión de libertad de la no esclavitud del turno laboral. Valoro cada segundo, como si hubiese aprendido en una universidad del tiempo, que cada momento es indispensable e irrepetible. El bueno, el malo. Y aunque no estoy al borde de la muerte, y sigo creyendo que me quedan muchos años de vida (a no ser que me atropelle un camión o me caiga una maceta en la cabeza, cosas más raras se han visto) me quedo con cada minutillo y lo paladeo, como el terrón de azúcar tan gustoso que se deshace en mi boca. Y aprieto el botón de encendido del ventilador, que remueve el aire caliente, y me siento bien con poca cosa. Es lo que tiene el pobre. Que con poco se contenta.
Hago cuentas del tiempo que me queda antes del viaje, para prepararlo todo con tranquilidad. Para el disfrute está uno listo en poco tiempo. Y planear cosas que luego afortunadamente no salen como una las planea. Se superan. Nos superan.
Y mientras la noche de verano sea así, de verano, con las estrellitas y ese punto de romanticismo un poco tonto, yo ya me alegro, de una felicidad quizá postiza o momentánea, pero mía. De acostarme en la cama de mi madre mientras ella no está y notar el fresquito gratuito entrando por la ventana, y arrebujarme en su cama, hacerme un ovillo o estirar las piernas, abrirme o cerrarme yo sola en cama para dos y que amanezca cuando le salga. Y entre el sol de nuevo, otra esperanza. De construir a mi ritmo otro día, me traiga lo que me traiga.
Me duermo esta noche, ¡ja! sin pastillas para dormir. Una noche más. Mañana, ya hablará el mundo, que habla mucho y mal, pero no calla. Tranquila si de mí no hay nada demasiado malo que decir.
Trouble Sleeping
(Klüft/Perishers)
(Klüft/Perishers)
I’m having trouble sleeping
You’re jumping in my bed
Twisting in my head
Leave me
I’m having trouble breathing
You’re sitting on my chest
I sure could use the rest
Leave me
It’s you
Why’s it always you and never me?
I’ve never dared to let my feelings free
Why’s it always you and never me?
I’ve never cared too much about honesty
I’m having trouble sleeping
I’m thinking of what you said
About the tears been shed
Leave me
It’s you
Now and always you
but never me
I’ve never dared to let my feelings free
Why’s it always you and never me?
I’ve never cared too much about honesty
9 comentarios:
Ajá, te encanta darme envidia, verdad? lo haces aposta? verdad? jajajaja.
Jo esa es mi sensación preferida, la de no tener prisa para dormir, poder pensar, vagar por la casa, leer, hacer nada... sin el agobio del insomnio estresante y en calma!! pero... ya me queda menos... jeje. Es una sensación genial, verdad?
Va a ser eso, que nos conformamos con poco... jeje
Cuándo te vas? me voy a aburrir, todo el mundo se va... mis amigos de carne y mis amigos del blog, quiero llorar!! snif!
MARGA! me voy mañana por la noche. Llevo toda la semana en plan vagancia y reax para coger energías, qu las voy a necesitar en Ibiza!!! Javi no tiene vacaciones, las coge mañana. El pobre está en el curro aburridísimo. No hay faena.
Un Kleenex, guapi?? (qué mala soy)
Vas a Amsterdam pronto, no?
Haz lo que quieras y descansa. Y pásatelo pipa. Besos irlandeses:
Ana
ANA!!! me muero de curiosidad por conocer vuestras historietas con Anavi. Como ya dije, espero muchos posts sobre estos días y fotillos de las dos locas.
Pues un gran abrazo antes del viaje... y que el tiempo, siempre el tiempo sople en buen norte para ti!
REAÑO: muchas gracias!! sólo espero que Iberia se porte bien con nosotros... tal y como está el tema por el Aeropuerto del Prat...
Saludos!!
Bicha, buen viaje tengais y que los hados en forma de azafatos se vuelvan locos y os otorguen las dádivas de primera clase!!
Besosssssss y disfrutad!!! (cuidado con los estupefacientes y los cuerpos al sol... jeje)
MARGA: gracias, nena!! nos vemos a la vuelta!!! y te pongo al día de la locura!!
Cool blog, interesting information... Keep it UP » » »
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