
De allí. A lo lejos. Parece que el sol en sus rayos que se extinguen se atreviera a abandonarnos para siempre. Cayendo en el mar isleño, te guiña, y al final te promete volver mañana, cuando Catalina por fin haya marchado.
Juego con los pies en la arena y huelo el aroma salado del mar. Al lado todo son risas. Bebemos lo que hay en una palangana, algunas botellas de cerveza Heineken. A nuestro alrededor se juntan otros grupos, sentados en las rocas, esperando este momento como nosotros. Que se vaya el sol, en su ritual, pero que vuelva mañana. Siempre mañana.
En el Café del Mar se sientan todos aquellos a los que no les importa pagar el precio desorbitado de una consumición cualquiera. Nosotros estamos en la arena. Nuestro botellón supera todo. Nada como ver caer al Astro desde el suelo sucio, con la birra y las risas.
Alguien compra varios chupa chups de cannabis. Saben a hierba, sí. Pero bien podría ser manzanilla. Da igual. En verano, juntos, no se necesitan aditivos.
Todo está regado con música chill out made in Café del Mar, una escuela musical que embelesa los sentidos. Algunos hacemos fotos del mismo sol, de los demás. Ojeo una revista isleña que informa sobre el panorama nocturno. Dj’s que pinchan aquí y allá, esta noche en PACHA, quizá mañana en SPACE. Oigo murmullos de la gente quejándose de los barcos que, desde posición privilegiada, nos tapan el espectáculo de Lorenzo. Pero todo se ha vuelto naranja y parece que, al contacto con el agua, se deshiciera como una vulgar pompa de jabón. El cielo presenta matices de luz fascinantes. Un cigarro para celebrar el orgasmo natural y musical, el espectáculo y la despedida del sol, en un atardecer cualquiera de verano en Ibiza.
Suena Gnarls Barkley, el Crazy. Javi y yo tarareamos con sonrisa tontorrona, moviendo los pies. Creo que él tiene la piel de gallina. Salvo por su canto, se diría que en realidad no está aquí. Ha sobrevolado la playa en dirección al sol para comprobar que, en realidad, no hay efectos especiales, ni George Lucas está detrás de esto. Es así, tal cual. Coño, que estamos en una isla. Todo es diferente.
En el momento álgido, cuando se empieza a respirar el silencio, y todos miran, callados, extinguirse el día, el DJ se marca un tanto, (tantísimo!) Y nos pincha el Nothing else Matters de Metallica, en una versión de piano que nos deja atónitos. A Javi le brillan los ojos. Yo no quiero hacer el panoli y ponerme a llorar. Sólo es otra puesta de sol. No. Es la puesta de sol. Con los últimos compases de la canción, como si el DJ se hubiera conjurado con el sol, cae la noche en Ibiza y me tiro de los pelos de gusto. Me relamo. ¿Oigo aplausos? Sí, los oigo.
Luego vienen los juegos de fuego de un malabarista que estaba también aquí el año pasado. Nos acercamos al café MAMBO, justo al lado de El Café del Mar. Dicen que pincha Erick Morillo. Unas fotos por aquí y otras por allí. Javi está embelesado. Es su primera vez aquí y respira el ambiente ese que le ha dado nombre a la Balear loca, que ha caminado por el mundo y ha traído a esta cantidad de gente aquí.
Es verdad, vale. Es cierto que cuando uno está tan predispuesto a disfrutar, es difícil no hacerlo. Pero el marco es incomparable.
He estado en otras islas. Me burlaba de más de uno emocionado hablándome de Ibiza. Nunca comprendía qué era lo que pasaba allí… ¿por qué todo el mundo caía rendido ante sus pies? Bueno, no se puede entender el amor si uno no se ha enamorado. No se puede explicar el sueño de Ibiza si no se pisa su arena.
Una caída del sol puede ser maravillosa en muchos lugares del mundo. Pero me quedo sin duda con la muerte del Astro en Ibiza.
5 comentarios:
Tampoco estuvo mal esta puesta de sol que vimos Anaví y yo en Irlanda. Península de Sheep Head, condado de Cork, a un lado estaba cayendo el sol y, justo detrás nuestro, salía la luna llena. Anaví intentó sacar una foto de la luna llena. Yo corrí cuesta abajo porque las montañas de delante no me dejaban fotografiar bien la puesta de sol. Cuando llegué a un sitio apropiado e hice la foto, Anaví apareció con el coche (y los niños dentro) y sacó esta foto, que le quedó mejor que la mía con la cámara digital. (La mía era una cámara con carrete, de las de toda la vida.)
Y allí no había nadie, ni más música que la que llevábamos en el coche, sólo Anaví, los niños y yo. Puesta de sol tras el mar y las montañas pa nosotras solitas. :-)
Bonita fotografía, el texto... me encanta leerte, pero...NO TE PERDONO QUE BEBAS HEINECKEN !!! por dió pol dió !!!
XDDDD
bsss
P.D.: Realmente, esta es la mejor guía para viajar a Islas Baleares que pueda leerse.
ANA: Menuda pasada! Ya lo había visto. Había leído ese post. Todo depende siempre de la gente que te acompañe,del estado de ánimo, y obviamente, del lugar. Irlanda...viaje pendiente. Ya lo he hablado mucho con Javi. Me encantaría beberme una pinta en cualquier pub con música en directo, o dejarme mojar por la lluvia pesada que cae dia sí y dia también. Saludos, guapa.
JAVIER: En realidad, de beber, no sé mucho. Debió ser la tercera o cuarta birra del año. No me gusta el alcohol demasiado. Por lo que no paso es por la Volldamm que toma mi hermano y le encanta. Dios, qué horror. Es asquerosa! No me mates, pero me quedo con el agua chirri de la Coronita. :)))))
Lo mío, ahora en serio, es el buen vino comiendo (y sin comer). Eso no lo perdono!
El sol se pone bajo el mar en toda la costa norte de la isla, se puede escoger el soundtrack de los bares o el silencio de cualquier otro rincón, disfrutarlo es lo realmente interesante.
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