Mi sobrino Yeray está a punto de cumplir 14 años. Es el hijo mayor de mi hermana.
Empieza a tener voz de hombre. Las hormonas en plena efervescencia. Los ojos de mirada triste, empieza a afeitarse esa sombra oscura de bigote. Empiezan a salirle pelos por todas partes.
Le ha puesto su nombre a uno de los sofás del comedor. Empieza a utilizar un vocabulario resabiado, irónico, jactancioso.
Es bueno, un adolescente de buenos sentimientos, noble. Demasiado casero. Se escaquea cuando sus amigos le llaman para salir. Prefiere plantarse frente al ordenador o ver alguna peli, partidos de baloncesto, fútbol e incluso pressing catch.
Me acerco a besarle y se hace el remolón. Tiene mil pudores y mil vergüenzas. Se tapa todo. Y le va el rollo marujeo, poner la antena cuando los mayores estamos hablando. Entrar en la conversación.
Conoce algunos de mis puntos débiles en cuanto a cosquillas y esas cosas. Me ataca cuando estoy desprevenida. Me desquicia. Pero al mismo tiempo me encantaría tomarme la licencia de besuquearlo mil veces. Es imposible.
Come una burrada. Es un enfermo de las pizzas Buitonni. Después de comer, sigue teniendo hambre, merienda y vuelve a merendar. Busca mil excusas para acostarse tarde y poder ver la tele hasta las tantas.
De vez en cuando, algún partido de voleibol, también juega a básquet con su primo Rafa. Le encanta estar con su primo mayor. Tienen muchas cosas en común. Una de ellas, los animales. Les apasionan los bichos raros, atraparlos, analizarlos sin hacerles daño, son muy respetuosos con la naturaleza.
Es un niño muy activo y parlanchín, si le da la vena, pero también le va el apalanque. Estirado me explica cosas si le sonsaco. Me encanta hacerle preguntas sobre chicas, sus opiniones, pero rara vez me informa y pone cara vergonzosa.
Es un niño muy niño con destellos de madurez. Dulce y listo. Más de loo que puede aparentar. Vivo, muy despierto. Perro para los estudios, manitas para el ordenador, como su padre. Es sagrado el partido del Real Madrid cada domingo. Se apasiona y no deja de comentar el partido.
Mi sobrino Yeray es guapo, empieza a presumir, a elegir su ropa. Tiene comportamientos de hombre en potencia. Y aunque quiere mostrar pasotismo, no pasa de nada, y nada le pasa inadvertido. Le van las frases contundentes, vacilarme. Hacemos bromas. Cachondeo.
Es un dulce. Una joya que ha de pulirse, en mitad de la revolución de una edad del pavo que le tiene diciendo paridas, riendo por chorradas. Divirtiéndose.
Yeray es, bueno, mi sobrino, el hijo de mi hermana. ¿Cómo puedo hablar de él sin sentir la ternura y el amor dentro de mí?
Te quiero, pedazo de loco.
Empieza a tener voz de hombre. Las hormonas en plena efervescencia. Los ojos de mirada triste, empieza a afeitarse esa sombra oscura de bigote. Empiezan a salirle pelos por todas partes.
Le ha puesto su nombre a uno de los sofás del comedor. Empieza a utilizar un vocabulario resabiado, irónico, jactancioso.
Es bueno, un adolescente de buenos sentimientos, noble. Demasiado casero. Se escaquea cuando sus amigos le llaman para salir. Prefiere plantarse frente al ordenador o ver alguna peli, partidos de baloncesto, fútbol e incluso pressing catch.
Me acerco a besarle y se hace el remolón. Tiene mil pudores y mil vergüenzas. Se tapa todo. Y le va el rollo marujeo, poner la antena cuando los mayores estamos hablando. Entrar en la conversación.
Conoce algunos de mis puntos débiles en cuanto a cosquillas y esas cosas. Me ataca cuando estoy desprevenida. Me desquicia. Pero al mismo tiempo me encantaría tomarme la licencia de besuquearlo mil veces. Es imposible.
Come una burrada. Es un enfermo de las pizzas Buitonni. Después de comer, sigue teniendo hambre, merienda y vuelve a merendar. Busca mil excusas para acostarse tarde y poder ver la tele hasta las tantas.
De vez en cuando, algún partido de voleibol, también juega a básquet con su primo Rafa. Le encanta estar con su primo mayor. Tienen muchas cosas en común. Una de ellas, los animales. Les apasionan los bichos raros, atraparlos, analizarlos sin hacerles daño, son muy respetuosos con la naturaleza.
Es un niño muy activo y parlanchín, si le da la vena, pero también le va el apalanque. Estirado me explica cosas si le sonsaco. Me encanta hacerle preguntas sobre chicas, sus opiniones, pero rara vez me informa y pone cara vergonzosa.
Es un niño muy niño con destellos de madurez. Dulce y listo. Más de loo que puede aparentar. Vivo, muy despierto. Perro para los estudios, manitas para el ordenador, como su padre. Es sagrado el partido del Real Madrid cada domingo. Se apasiona y no deja de comentar el partido.
Mi sobrino Yeray es guapo, empieza a presumir, a elegir su ropa. Tiene comportamientos de hombre en potencia. Y aunque quiere mostrar pasotismo, no pasa de nada, y nada le pasa inadvertido. Le van las frases contundentes, vacilarme. Hacemos bromas. Cachondeo.
Es un dulce. Una joya que ha de pulirse, en mitad de la revolución de una edad del pavo que le tiene diciendo paridas, riendo por chorradas. Divirtiéndose.
Yeray es, bueno, mi sobrino, el hijo de mi hermana. ¿Cómo puedo hablar de él sin sentir la ternura y el amor dentro de mí?
Te quiero, pedazo de loco.
8 comentarios:
¿Y esta vez no hay foto? ¿Le da vergüenza? :-)
hola q haces poniendo eso de mi eee pajaro. Creo q tns razon de lo q has escrito weno dw
ANA: Es que de estos, como son más peques, prefiero no poner imagen m como hacen las famosas con sus hijos, jajajaaa.
YERAY: He acertaooo!!!! Si es que te conozco...pájaro!
Oye, juraria que tenemos el mismo sobrino, hasta por lo morenillo!! Sólo que el mío ya anda por los 19 y por Munich y en las últimas conversaciónes que he tenido con él ya se había perdido el pudor... ganas tenía!!!
Besossssss a tia y sobri
Jajaja no había leído el de abajo...
Eres una tia pesá como yo (eso dicen ellos con la boca chica) y desde luego mi relación con cada uno de ellos es de las cosas más gratificantes y enriquecedora de mi vida... desde los 25 de la mayor hasta los 6 del más peque me llenan de vida y risas.
Y además siempre estoy a la última en tó... jeje.
No pierdas nunca esa relación, es una complicidad que no tiene precio!!
Parece un chico estupendo. La verdad es que a los sobrinos se les quiere mucho, y creo que establecen una relación buena con las tías/tios si hay un poquito de habilidad por nuestra parte. ¡Disfrútalo mucho! Saludos cordiales.
YERAY: No le cuentes nada a tu tía que, ya ves, ¡lo pone en el blog! ¡Ja,ja!
MARGA: Mi relación con mis sobrinos es de lo mejor que tengo en el mundo. Me siento útil porque les puedo enseñar cosas, explicar historias, y al mismo tiempo, me enseñan tanto ellos a mí!! Me dan alegrías, risas, buen humor... son terapéuticos en cierto modo. Un regalo, vamos. Muchos besitos, nena.
ISABEL: Muchas gracias por pasarte por casa. Como le decía a Marga, lo que aportan los sobrinos es fantástico. Cada uno, con su forma de ser, nos llena de una forma y otra. Muchos saludos!
AMELCHE: jajajajaaaa, la verdad es que ya saben que su tía lo "casca" todo, jojojo, bueno, lo que más o menos me dejan...soy una marujilla. Pero, leñe, es que me gusta presumir de ellos, son la bomba!
Publicar un comentario