Haraquiri

La segunda alternativa de la especulación es utilizarla en el mercado laboral. Exigir Currículums que rozan la excelencia y retribuir a los empleados con sueldos irrisorios. Por desgracia, sé de lo que hablo. Me encuentro sumergida en el desquiciante proceso de buscar trabajo, hacer entrevistas y todas esas polladas a las que el mundo profesional nos aboca.
Es lógico que el empresario busque lo más bueno, bonito y barato, pero todo eso es a costa, como siempre, de aquellos que, siendo jóvenes y teniendo estudios superiores, intentamos sobrevivir en una sociedad en la que ya no importa la formación, puesto que los profesionales seguimos optando a puestos con remuneraciones “de cámara oculta”, como digo yo. Eso de que te dicen lo que te van a pagar y piensas: “¿dónde coño está la cámara oculta?”. Másters, inglés, cursos, experiencia… ¿a cambio de? Un suelo que a penas pasa de los mil euros o ni llega.
Navegando por el maravilloso mercado de la carne de INFOJOBS, no se me ocurre mejor opción para conseguir rápidamente la llegada del vómito (recomendado a bulímicos). Ofertas que exigen, exigen, exigen a cracks que estén dispuestos a darlo todo en horarios infrahumanos a cambio de unos salarios de cachondeo. Y lo mejor de todo es que en cada oferta, de un día para otro y pese a las odiosas condiciones laborales, se inscriben más de cien personas. En tres días puedes comprobar como en las ofertas hay inscritas hasta 500 desesperados que venden su alma al diablo.
Así pues, si la búsqueda de un piso de alquiler me tentaba a hacerme el haraquiri de lo mal que están las cosas, en la búsqueda de un trabajo bien remunerado me está dando la idea de suicidarme colectivamente con todos aquellos que están como yo. Jóvenes y sobradamente preparados para…¿un mundo en el que se especula con nuestro techo y nuestro pan?

Gracias, una vez más a EL ROTO, por sus aportaciones a la crítica feroz.