
Somos aquellos nacidos a finales de los ochenta o a los ochenta (como es mi caso). Ahora nos congratulamos con Internet, el mp3 y el DVD y nos frotamos las manos descargando películas, chateando o mandando e mails.
Sin embargo, una mirada hacia atrás nos pone los pelos de puna al sonido de una canción simplona, una sintonía de dibuos animadps, el anuncio de nuestro juguete favorito. Es así.
Y lo encontré. Encontré el mío. En mitad de muchos otros, localicé en San YouTube el anuncio de mi vida: la Superván de Chabel. Primero, una versión corta, luego la larga.Y Fue incluso mejor que aquel instante primero, con nueve años. Fue como el fan que conoce en persona a su ídolo. Fue un regreso a aquellos años, que en mucho fueron mejores y en mucho fueron peores, por qué no decirlo (siempre tendemos a idealizar nuestras infancias pero en todas ellas siempre hubieron también malos momentos).
Chabel se va de aventura, ¡Superván!
Si te va la aventura, qué locura, ¡Superván!
Chabel, Chabel, ¡qué bien!
Si te va la aventura, qué locura, ¡Superván!
Chabel, Chabel, ¡qué bien!
¿Tú te localizas en mitad de estos retazos de vida?
Yo soy aún una de aquellas niñas que suspiraba por una muñeca, que pintaba en un cartón muchachas de colores, que tarareaba la musiquita de los anuncios, que se peinaba la larga melena y dejaba a su madre que le hiciera trenzas, que comía tortilla de patatas mientras veía el Telecupón y suculentos bocatas de Nocilla con Espinete. Soy la que empezaba a conocer a Hugo Sánchez y jugaba a adivinar los premios del Un, Dos, Tres. La que lloraba con Tristón y rebobinaba cintas Sony. La que inventaba historias en la casa de Pin y Pon. Soy la de las diademas, los leotardos y la ortodoncia.
Así soy y quiero seguir siendo siempre. Mientras las cosas no me den igual y me importe el mundo. Quiero seguir por siempre involucrándome en este universo de locos.
Yo soy aún una de aquellas niñas que suspiraba por una muñeca, que pintaba en un cartón muchachas de colores, que tarareaba la musiquita de los anuncios, que se peinaba la larga melena y dejaba a su madre que le hiciera trenzas, que comía tortilla de patatas mientras veía el Telecupón y suculentos bocatas de Nocilla con Espinete. Soy la que empezaba a conocer a Hugo Sánchez y jugaba a adivinar los premios del Un, Dos, Tres. La que lloraba con Tristón y rebobinaba cintas Sony. La que inventaba historias en la casa de Pin y Pon. Soy la de las diademas, los leotardos y la ortodoncia.
Así soy y quiero seguir siendo siempre. Mientras las cosas no me den igual y me importe el mundo. Quiero seguir por siempre involucrándome en este universo de locos.
Anuncios años 80
4 comentarios:
¡Ja,ja,ja! ¡Regreso al futuro! Un poco más y hacen el anuncio de ET...
Muy buena, desde otras latitudes y a finales de los setentas (1978) recuerdo el crecer con jingles similares en otra latitud y rebobinar cintas sony...
Benditas sean!
anuncios de los 80 de la Comunidad de madrid.
uf!
Todo ha cambiado un poco aunque la VOZ de Constantino Romero sigue inalterable al desaliento.
ANA, me encantó ver esos anuncios. No me hubiera extrañado ver a ET...
REAÑO, aquellas cintas míticas!
X, el otro día lo comentaba con Javi, el caudal de dinero que ha tenido y tiene ese tío en su voz...
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