El concepto de la felicidad es como un culo. Cada uno tiene el suyo.
Yo no puedo explicar ese concepto. Me cuesta muchísimo y lo que dijese hoy no tendría nada que ver, probablemente, con lo que diría mañana. Sin embargo sí puedo enumerar distintos instantes de mi vida que se acercan mucho a esa palabreja que tantos quebraderos de cabeza nos da por intentar aprehender.
Yo sé que siento debilidad por los niños. En especial por mis sobrinos. Eso ya lo he contado aquí muchas veces, pero es así. Tengo cinco y muchos ratos pasados con ellos pueden contarse como los más felices. Gracias a la jerga que utilizamos entre nosotros, las canciones, las conversaciones surrealistas, los besos, las bromas, todo lo que puedo o intento enseñarles, esa sensación tan maravillosa cuando compartes unas risas tontas con ellos.
Quiero ser madre algún día. Eso será, probablemente, lo que acabe por dar sentido a mi vida. Lejos del trabajo, de todas esas convenciones que debemos aguantar día a día, todas esas obligaciones estúpidas y personas mediocres con las que compartimos las horas en lugar de estar con la familia…
Las conversaciones con mi hermana. Conversaciones de patio, de cocina, con un cigarro y un té. El momento de desnudarme sin quitarme la ropa, consciente de que cualquier guiño es entendido, nunca malinterpretado.
La llamada inesperada o el sms del amigo.
El instante, antes de dormir, en que no existe nada que venza el sueño y en él me introduzco placenteramente, acurrucada yo sola en mi cama, desnuda, de lado, con las piernas en forma de 4.
La canción ideal en el momento ideal. Ese momento en que suena aquella que quieres escuchar, aquella que describe el instante de la mejor manera. Aquella que nos libra de la tristeza durante sus tres minutos de duración. Aquella que habla de nosotros fielmente.
El concierto en el que el cantante parece que nos canta a nosotros.
El vaso de leche de madrugada de mi madre.
El sábado por la mañana, entreabriendo los ojos, descubriendo que aún quedan horas por dormir tranquilamente, con el sol atravesando las rendijas de la persiana.
La frase idónea de la persona idónea.
El primer beso de la nueva relación o el cosquilleo al quedar con una nueva cita.
Acicalándome en el lavabo antes de salir de fiesta con los amigos.
El temazo que el dj pincha en la discoteca. La euforia al bailar.
Ese capítulo tan interesante del libro que lees, que te mantiene atenta, enganchada.
Esa película de amor en la que sueñas con amores semejantes (que luego nunca aparecen y permanecen por siempre en el celuloide).
La pieza de maki saboreada en el restaurante japonés preferido.
La terraza de verano, caipirinha en mano, compañía agradable.
El gol de la victoria del Real Madrid. La Champions League.
El perro que se te acerca, se arrima cariñosamente para que le acaricies.
El cigarro después de comer.
El olor de la crema hidratante al contacto con la piel por la mañana.
Las compras de ropa, de música, de libros.
El sol en la espalda y el agua salada.
El gazpacho de mi hermana en Sevilla.
Las patatas con calabaza de mi madre.
La peluquería. Salgo guapa. Me siento una princesa tras el corte o la depilación.
Hacer el amor con la persona adecuada y convertir la noche en eterna. Superar los cinco orgasmos en una sesión.
La ducha de agua fría en agosto.
El masaje en los pies cansados.
Yo no puedo explicar ese concepto. Me cuesta muchísimo y lo que dijese hoy no tendría nada que ver, probablemente, con lo que diría mañana. Sin embargo sí puedo enumerar distintos instantes de mi vida que se acercan mucho a esa palabreja que tantos quebraderos de cabeza nos da por intentar aprehender.
Yo sé que siento debilidad por los niños. En especial por mis sobrinos. Eso ya lo he contado aquí muchas veces, pero es así. Tengo cinco y muchos ratos pasados con ellos pueden contarse como los más felices. Gracias a la jerga que utilizamos entre nosotros, las canciones, las conversaciones surrealistas, los besos, las bromas, todo lo que puedo o intento enseñarles, esa sensación tan maravillosa cuando compartes unas risas tontas con ellos.
Quiero ser madre algún día. Eso será, probablemente, lo que acabe por dar sentido a mi vida. Lejos del trabajo, de todas esas convenciones que debemos aguantar día a día, todas esas obligaciones estúpidas y personas mediocres con las que compartimos las horas en lugar de estar con la familia…
Las conversaciones con mi hermana. Conversaciones de patio, de cocina, con un cigarro y un té. El momento de desnudarme sin quitarme la ropa, consciente de que cualquier guiño es entendido, nunca malinterpretado.
La llamada inesperada o el sms del amigo.
El instante, antes de dormir, en que no existe nada que venza el sueño y en él me introduzco placenteramente, acurrucada yo sola en mi cama, desnuda, de lado, con las piernas en forma de 4.
La canción ideal en el momento ideal. Ese momento en que suena aquella que quieres escuchar, aquella que describe el instante de la mejor manera. Aquella que nos libra de la tristeza durante sus tres minutos de duración. Aquella que habla de nosotros fielmente.
El concierto en el que el cantante parece que nos canta a nosotros.
El vaso de leche de madrugada de mi madre.
El sábado por la mañana, entreabriendo los ojos, descubriendo que aún quedan horas por dormir tranquilamente, con el sol atravesando las rendijas de la persiana.
La frase idónea de la persona idónea.
El primer beso de la nueva relación o el cosquilleo al quedar con una nueva cita.
Acicalándome en el lavabo antes de salir de fiesta con los amigos.
El temazo que el dj pincha en la discoteca. La euforia al bailar.
Ese capítulo tan interesante del libro que lees, que te mantiene atenta, enganchada.
Esa película de amor en la que sueñas con amores semejantes (que luego nunca aparecen y permanecen por siempre en el celuloide).
La pieza de maki saboreada en el restaurante japonés preferido.
La terraza de verano, caipirinha en mano, compañía agradable.
El gol de la victoria del Real Madrid. La Champions League.
El perro que se te acerca, se arrima cariñosamente para que le acaricies.
El cigarro después de comer.
El olor de la crema hidratante al contacto con la piel por la mañana.
Las compras de ropa, de música, de libros.
El sol en la espalda y el agua salada.
El gazpacho de mi hermana en Sevilla.
Las patatas con calabaza de mi madre.
La peluquería. Salgo guapa. Me siento una princesa tras el corte o la depilación.
Hacer el amor con la persona adecuada y convertir la noche en eterna. Superar los cinco orgasmos en una sesión.
La ducha de agua fría en agosto.
El masaje en los pies cansados.
El paseo tranquilo con moto por Barcelona, bajo un sol de verano espléndido.
El ratito en el jacuzzi, el disfrute en un spa.
La felicidad tiene forma de instantes. A penas llega casi se va. Pero saber detectarla la hace más placentera y convierte el momento en una fiesta para los sentidos. Lástima que la mayoría de nosotros, debido al trasiego cotidiano, nos empeñemos en invertir nuestro tiempo en lo superfluo y olvidar lo indispensable.
El ratito en el jacuzzi, el disfrute en un spa.
La felicidad tiene forma de instantes. A penas llega casi se va. Pero saber detectarla la hace más placentera y convierte el momento en una fiesta para los sentidos. Lástima que la mayoría de nosotros, debido al trasiego cotidiano, nos empeñemos en invertir nuestro tiempo en lo superfluo y olvidar lo indispensable.
5 comentarios:
Exceptuando el cigarro, me fascia tu lista, Y ojo que lo del cigarro es porque lo he dejado, así que me intento autoconvencer de que en realidad no me gusta. Y trato de ser feliz, de paso, con la mentirilla.
Bueno, yo también sin cigarro, sin caipiriña, sin... En fin, no reduzco más la lista, que si no, me quedo sin nada, ¡ja,ja! Con libro, eso sí. Es de las pocas cosas que me quedan...
Black Betty, yo a ratos pienso en dejarlo. Lo que estoy intentando es fumar menos. Gracias por pasarte por aquí.
Ana, hija, qué poco nos parecemos en aficiones...
Mujer… ¿el gol de la champions del Madrid?
Yo soy del Barça.
Bueno alegrías de unos desgracias de otros.
No me importa que la felicidad se reparta… siempre que haya para todos.
Ja, ja, ja. Gracias por tus visitas.
Un besazo
Andrés
Está buena la lista !
Te dejo un Abrazo tanguero
(Saludos Amelche )
Publicar un comentario