21 febrero 2006

Cuando era una niña, dibujaba con los pies en la arena de la playa.
Le daba de comer a mi osito panda de peluche como si fuese mi hijito.
Jugaba a los cromos de picar en el patio de casa y a muñecas de papel. Mi madre me llamaba por la ventana para que subiera a cenar. También me hacía bocadillos de nocilla con pan Bimbo y los saboreaba mientras veía Fraguel Rock. Los domingos, después de comer, me sentaba a ver "The Snorkles", comiendo un plátano y una mandarina de postre.

Cuando era niña, nos matábamos con tirachinas y jugábamos a ser madres y padres que nunca se peleaban ni se divorciaban.
Íbamos de la mano mi padre y yo al colegio. Luego venía a buscarme y yo bajaba la cuesta corriendo hasta llegar a él.
Hacíamos la compra en mercados de tierra y palitos y pagábamos con piedras.
Mi hermana me llevaba a comer una hamburguesa, junto con su novio la noche de Reyes, después de la cabalgata. El mundo era maravilloso.
Pero... es que cuando era una niña, las guerras eran de globos, las monedas eran de chocolate, los billetes del Monopoly y las pistolas eran de agua.



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