Cotidianidad

Esta tarde hemos visto "HOSTEL", producida por Quentin Tarantino. Una película de terror, supuestamente, de la que se han dicho muchas cosas.

Por la mañana, Javi y yo hemos ido a la playa y inaugurar la temporada. Ha sido una especie de bautizo de la etapa cálida del año. Mientras reposábamos en la arena pensábamos en volver a casa y ver la peli (me la bajé de internet por el interés que había suscitado).

Después de verla... ambos, que somos amantes del género de terror, coincidimos en una idea: un míting del PP debe resultar mucho más terrorífico. Sin duda. Ahí, con Zaplana y su raya al lado, Fraga y su decrépito aspecto, Rajoy junto a su logopeda...

La peli es una orgía de "sang i fetge" como decimos en Catalunya (sangre e hígado), y poco más. Lo justito para entretenerte una tarde cualquiera.

Luego hemos venido aquí, a casa de mi hermano, desde donde escribo estas letras, a ver el Barça-Madrid, gritar, saltar, dar pataletas un rato y ya está.

Estoy sentada en el escritorio de mi sobrina Yáiza. Tengo cinco sobrinos de dos hermanos. Cuatro de ellos están ahora mismo aquí, a mi lado, jugando tirados en el suelo a un juego de mesa. Es un espectáculo muy bello. En la habitación huele a niños, a esa especie de sudor infantil que emanan, sentados como indios, sin callar la boca ni un instante, prodigando grititos mágicos de alegría o rabia según el desarrollo del juego y sus intereses.

Mis hermanos y Javi están en el comedor viendo una película estúpida por lo monótono y repetitivo de su guión. He venido aquí, frente a la pantalla, a saciar mis ansias de escribir en pocas líneas, que en la cotidianidad de este fin de semana, a su manera, soy capaz ahora de encontrar la felicidad. Antes no la hallaba de ningún modo y ahora la recibo de brazos abiertos convertida en cualquier cosita minúscula.