Ssssst. Ahora, aquí, hay silencio. Y se compra caro. La ciudad regala el ruido a espuertas. Somos los habitantes del ruido. El ruido informe que hemos
asimilado y nos dispersa. Nos aturde.
Lo reconozco. También me desvelo ruidosa. Lo hago en noches de locura en una discoteca, cuando el Dj pincha de muerte, el White Horse, por ejemplo. Lo hago en la isla. Me desfogo. Mi grupo de amigos es mi droga.
Pero en la calma, me tumbo en la cama, en mi habitación y miro al techo, en esos escasos momentos en los que detengo el rumbo de la cotidianidad.
Silencio. Estás en mi cuarto. Mi pequeño refugio. Aquí no me pasa de nada, y sin embargo, pasa de todo. Pasan mis pensamientos, los recuerdos en momentos de melancolía. Bailo en las páginas de los libros. Pincho Bob Marley, Coldplay o Maga. Me siento frente al ordenador, como esta noche, y me siento un poco libre escribiendo. Un poco solo. Ahora que amenaza con anochecer cada vez más temprano y se acerca la época del año que menos le gusta a mi cuerpo y a mi mente. Escribo. Mi terapia. Lo que sé.
Sorbo de Coca Cola y p’alante. Un cigarrito. Dejaré de fumar algún día. Bufff. Cuántas debilidades y vicios caben en el interior de una misma persona… Pero la primera es el sexo. Gratuita y nada perniciosa. Hablando de vicios, este verano me dispararon con una noticia brutal. Un chico del barrio, con el que había tonteado durante unas semanas hace mucho tiempo, ha volado con los angelitos de la mano de la coca.
Me cuentan que a su entierro acudió muy poquita gente. De amigos siempre tuvo pocos y muy hijos de puta. Le faltó su madre desde muy pequeño y un padre con disposición para educarle en otro tipo de vida. Le había visto, me había parado con la moto para saludarle. Parecía encontrarse mejor de sus vicios. Había engordado y me miraba con la sonrisa de siempre. Y de repente, le robaron del mundo.
A finales de semana, ya he empezado a concienciarme con el tema de la vuelta al trabajo. Ahora sólo estoy rallada. Ya no estoy triste. He llegado al punto de la resignación, esa especie de pastillita con la que nos educa esta sociedad de mierda. Ahora toca currar de nuevo, por cojones. Es lo que hay. Un tranuilizante si no puedes dormir. Tápate en tu camita. Ya está.
Salgo a las cinco cada tarde, de un despacho también silencioso mientras dura agosto. No han vuelto las revistas a trabajar y eso se nota mucho. Trabajo en una agencia de comunicación y nuestro mundo aún duerme estos días. Pero a mi jefa eso le importa poco. Nos tiene desde el 21 fichando, sin apenas faena, las horas muertas recordando las calas de Ibiza, el careto del Ors cuando le desperté en el Camping, el momento Amnesia y el chorro de locura, Roger Sánchez pinchando en PACHA una sesión celestial… todas esas cosas que se magnifican aún más desde el despacho desangelado. Ayer quedamos los colegas, algunos de los que habíamos ido al viaje, para hacer unas tapitas en Barberà del Vallès e intercambiar las fotos.
Esta mañana, de estrangis in the night, aquí la colega las miraba en el ordenador del curro, con cara de lechuga. Luego llegaba la jefa, minimizaba la pantalla y hacía el papel.
Silvia, una de mis compañeras en el despacho me dice: “joder, tía, ¿has hablado mucho este verano? Porque aquí no hablas nada…” Es que no me apetece. Todas cuentan sus batallitas. A mí me gusta hacerlo con quienes las han vivido conmigo. ¿Qué coño le importa a ella mi taquicardia en Amnesia o mis baños en Cala Molí esquivando medusas?
He estado hablando con mi hermana hace un rato. Llegó ayer de sus vacaciones y esta noche pasada ha dormido como el culo con el síndrome post vacacional en pleno auge. Somos una mierda. Unos robots programados a los que no se les permite exteriorizar sus sensaciones. A mí me la pela. Si estoy rallada, joder, se me nota. No lo disimulo. No soy una vaga ni tengo pereza. Simplemente se me ha hecho muy corto el período de vacaciones. Joder, 23 putos días de mierda. Y volver en agosto, con el solazo aún pegando y las calles vacías…. Es que no hay derecho, me cago en la puta.
Ahora me refugio en el silencio, después de tanto jaleo. Suena Bloc Party, Banquet, mientras vuelvo a sorber la Coke. Por fin viernes. La ciudad regala ruido de coches y peste a contaminación. Recuerdo la primera noche en que llegamos al camping y le dije a Javi: “¿Has visto qué cielo cuajado de estrellas?”. Es poco lo que se necesita, en realidad, para sentirse a gusto: unos cuantos amigos, tiempo libre y un lugar lejos del que vives en el que quitarte la máscara del año y ser tú, sin horarios, ni nóminas ni obligaciones impuestas.
Sssst. Déjame pensar en eso. En la tarde en el Faro, en Formentera o en aquella en la que estábamos en la playa y David, uno de mis amigos, se fue a la fiesta de Circo Loco y grabó este video que os coloco abajo y que no tiene desperdicio (David, eres un crack!!!). Pensar en lo que tienen de especial los amigos, la pareja, Ibiza o su puta madre. Todo aquello que nos hace sentir vivos y nos desgarra las ataduras de la cotidianidad.
Fotos:
La susodicha en Formentera, mirando hacia la nada. Anonadada.
Me dan miedo los aviones. Qué le vamos a hacer. También me gusta hacer bromas de ese miedo. Es terapéutico.
Ors, uno de mis mejores amigos, cuando le desperté una mañana después de la fiesta…

Lo reconozco. También me desvelo ruidosa. Lo hago en noches de locura en una discoteca, cuando el Dj pincha de muerte, el White Horse, por ejemplo. Lo hago en la isla. Me desfogo. Mi grupo de amigos es mi droga.
Pero en la calma, me tumbo en la cama, en mi habitación y miro al techo, en esos escasos momentos en los que detengo el rumbo de la cotidianidad.
Silencio. Estás en mi cuarto. Mi pequeño refugio. Aquí no me pasa de nada, y sin embargo, pasa de todo. Pasan mis pensamientos, los recuerdos en momentos de melancolía. Bailo en las páginas de los libros. Pincho Bob Marley, Coldplay o Maga. Me siento frente al ordenador, como esta noche, y me siento un poco libre escribiendo. Un poco solo. Ahora que amenaza con anochecer cada vez más temprano y se acerca la época del año que menos le gusta a mi cuerpo y a mi mente. Escribo. Mi terapia. Lo que sé.
Sorbo de Coca Cola y p’alante. Un cigarrito. Dejaré de fumar algún día. Bufff. Cuántas debilidades y vicios caben en el interior de una misma persona… Pero la primera es el sexo. Gratuita y nada perniciosa. Hablando de vicios, este verano me dispararon con una noticia brutal. Un chico del barrio, con el que había tonteado durante unas semanas hace mucho tiempo, ha volado con los angelitos de la mano de la coca.

A finales de semana, ya he empezado a concienciarme con el tema de la vuelta al trabajo. Ahora sólo estoy rallada. Ya no estoy triste. He llegado al punto de la resignación, esa especie de pastillita con la que nos educa esta sociedad de mierda. Ahora toca currar de nuevo, por cojones. Es lo que hay. Un tranuilizante si no puedes dormir. Tápate en tu camita. Ya está.
Salgo a las cinco cada tarde, de un despacho también silencioso mientras dura agosto. No han vuelto las revistas a trabajar y eso se nota mucho. Trabajo en una agencia de comunicación y nuestro mundo aún duerme estos días. Pero a mi jefa eso le importa poco. Nos tiene desde el 21 fichando, sin apenas faena, las horas muertas recordando las calas de Ibiza, el careto del Ors cuando le desperté en el Camping, el momento Amnesia y el chorro de locura, Roger Sánchez pinchando en PACHA una sesión celestial… todas esas cosas que se magnifican aún más desde el despacho desangelado. Ayer quedamos los colegas, algunos de los que habíamos ido al viaje, para hacer unas tapitas en Barberà del Vallès e intercambiar las fotos.

Silvia, una de mis compañeras en el despacho me dice: “joder, tía, ¿has hablado mucho este verano? Porque aquí no hablas nada…” Es que no me apetece. Todas cuentan sus batallitas. A mí me gusta hacerlo con quienes las han vivido conmigo. ¿Qué coño le importa a ella mi taquicardia en Amnesia o mis baños en Cala Molí esquivando medusas?
He estado hablando con mi hermana hace un rato. Llegó ayer de sus vacaciones y esta noche pasada ha dormido como el culo con el síndrome post vacacional en pleno auge. Somos una mierda. Unos robots programados a los que no se les permite exteriorizar sus sensaciones. A mí me la pela. Si estoy rallada, joder, se me nota. No lo disimulo. No soy una vaga ni tengo pereza. Simplemente se me ha hecho muy corto el período de vacaciones. Joder, 23 putos días de mierda. Y volver en agosto, con el solazo aún pegando y las calles vacías…. Es que no hay derecho, me cago en la puta.
Ahora me refugio en el silencio, después de tanto jaleo. Suena Bloc Party, Banquet, mientras vuelvo a sorber la Coke. Por fin viernes. La ciudad regala ruido de coches y peste a contaminación. Recuerdo la primera noche en que llegamos al camping y le dije a Javi: “¿Has visto qué cielo cuajado de estrellas?”. Es poco lo que se necesita, en realidad, para sentirse a gusto: unos cuantos amigos, tiempo libre y un lugar lejos del que vives en el que quitarte la máscara del año y ser tú, sin horarios, ni nóminas ni obligaciones impuestas.
Sssst. Déjame pensar en eso. En la tarde en el Faro, en Formentera o en aquella en la que estábamos en la playa y David, uno de mis amigos, se fue a la fiesta de Circo Loco y grabó este video que os coloco abajo y que no tiene desperdicio (David, eres un crack!!!). Pensar en lo que tienen de especial los amigos, la pareja, Ibiza o su puta madre. Todo aquello que nos hace sentir vivos y nos desgarra las ataduras de la cotidianidad.
Fotos:
La susodicha en Formentera, mirando hacia la nada. Anonadada.
Me dan miedo los aviones. Qué le vamos a hacer. También me gusta hacer bromas de ese miedo. Es terapéutico.
Ors, uno de mis mejores amigos, cuando le desperté una mañana después de la fiesta…
Video:
David en CIRCOLOCO.
10 comentarios:
¡Ja,ja! Estás como una cabra... La mejor, la del avión, con diferencia. A mí también me da miedo el avión, me siento mejor en cuanto vuelve otra vez a tierra. Suerte con la vuelta al cole... digo al trabajo. La verdad es que también podríais haber vuelto la semana que viene, total... y aún así no sé si tendríais faena.
AMELCHE: jojojojojooooo. Lo sé, estoy fatal. Pero no quiero crecer...jjajajajajajajaajajaajaaa.
PAM,
Te dejé mensaje en el McRaven´s !!! Me gusta mucho como escribís, salist muy linda en la primer foto, y 23 días no son tan putos ni tan pocos... está bastante bueno ! Pero nunca es suficiente, porque es verdad que estamos como enjaulados y bueno, hay que robar las llaves de vez en cuando y salir a reir y vivir y brindar.
besos grandes
NOCTI!! gracias!! Acabo de leer tb tu mensaje en Mc Raven´s.
Pues eso, como tú bien dices, nunca es suficiente. El brindis es siempre tan corto....pero intenso si lo sabes paladear!
Besos grandotes!
Good, ... Pam no conocia esta pàgina i menos tu faceta de escritora. Eres capaz de transmitir tanta fuerza como en persona....
Felicidades !!! Por la pàgina. Anotada como consulta obligada !!!
SERGI: merci! cada uno tiene sus vicios...jojojojo. Escribo desde muy peque. Una afición!
Qué foto más chula la del faro! y qué guapa estás en ella, jodia!!
Pues ya ves, a mí me da miedo el metro, el avión no... lo cual es bastante jodido porque el metro es más diario!! jeje
A recordar y "domesticarse"... uffff
Estoy escuchando a Fito, ahora siempre que lo hago me acuerdo de ti! jajajaja. "No he perdido la razón y tampoco la he encontrado..." pues eso!!
Besitosssssssss
MARGA: si es que, la que vale, vale. jojojojojojojo... salgo "de lo más ideal de la muerte", jajajajajaja.
Fito??? siii!!! saca disco nuevo el 11 de septiembre. Te puedes bajar el nuevo single, "Por la boca vive el pez".
Nos damos una vuelta en metro???
Besos de viernes.
Os he dedicado una canción a Javi y a ti en la Generation, no sé si os gustará (es de Amaral), pero me ha parecido graciosa.
Ana!! voy para allá ahora mismo!!!
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