Quiero hacer de tu pregunta una respuesta, resolver tus dudas y comprenderte.
Escudriñar tu mente cuando estás callado.
Improvisar una mueca alegre los lunes por la mañana y sorprenderte cualquier martes.
Borrar la mala contestación y el desaire.
Caminar en el camino nuestro, tan raro, tan curvilíneo, subiéndote a mis hombros si te cansas.
Hacer de este pequeño piso un hogar, una promesa de mejora en el futuro. Un refugio de la insolencia del mundo. Un guiño a la adversidad y a la cuenta corriente, a las letras rojas y a los ruidos del tráfico. Una mejora constante, un crecimiento. Una mirada atrás sólo para tomar impulso.
Quiero que cuentes conmigo, cuando las cuentas no te salgan. Entre mis libros, mis canciones, tus apuntes, el portátil del trabajo y las obligaciones.
Sentir un orden en mitad del caos de nuestra mesa de despacho…
Una tostada de leche condensada para endulzarnos, un té la tarde del domingo, la vela azul chispeante, la ducha de agua caliente en este invierno que nunca acaba.
Que sea siempre primavera en nuestra estación. Y, sobretodo, que ni un instante pase por tu corazón la sombra malcarada de la soledad.
Sin papeles, sin promesas, libres de obligaciones burocráticas ni bodas de postín. Sin convenios y sin hipotecar nuestra vida. Sólo un paseo por este planeta que se empeña en ahogarnos de ofertas de segunda mano, que entre tú y yo no valen nada.
Librarnos de lo accesorio y alabar la importancia de las pequeñas cosas.
Siempre tu compañera, tu amiga, tu apoyo.
Que sea siempre primavera en nuestra estación. Y, sobretodo, que ni un instante pase por tu corazón la sombra malcarada de la soledad.
Sin papeles, sin promesas, libres de obligaciones burocráticas ni bodas de postín. Sin convenios y sin hipotecar nuestra vida. Sólo un paseo por este planeta que se empeña en ahogarnos de ofertas de segunda mano, que entre tú y yo no valen nada.
Librarnos de lo accesorio y alabar la importancia de las pequeñas cosas.
Siempre tu compañera, tu amiga, tu apoyo.
Ni el trabajo, ni la responsabilidad, ni la atadura, ni el banco.
Algo auténtico en mitad de tanta copia. Algo irracional entre la cordura y la cotidianidad repetitiva.
La protagonista real entre mil actores secundarios que hacen su papel.
Tu hombro, tus manos. La frase incondicional. La exclamación que tapa el interrogante. La calma.
La protagonista real entre mil actores secundarios que hacen su papel.
Tu hombro, tus manos. La frase incondicional. La exclamación que tapa el interrogante. La calma.
Menos triste en la tristeza. Menos inseguro y más valiente. Respaldado y protegido, en este hueco del mundo, en este pisito de alquiler que conoce nuestras historias y nuestros miedos. En este suelo que vela nuestros pasos.
Menos triste en la tristeza. Menos solo en este mundo insolente y desagradecido, que exige y no devuelve a cambio.
Los dos.
Y ahora que percibes mi presencia... prometértela cada día.
2 comentarios:
No tengo palabras. De veras.
Como te dije no hace muchos días, pronto me recordarás como el protagonista de una película...
JAVI
Que bonito amor, que bellas palabras.
Emocionada, rendida, es muy bello amar asi y saberlo decir.
Los abrazo.
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