
No soy nacionalista. No albergo más amor por el lugar donde he nacido que el que él alberga para mí.
Ni catalana ni española. Una más en entre una amalgama anónima de personas que viven en un espacio dividido por fronteras que los hombres han constru¡do y se encargan de agrandar.
No fragmento ni divido. Tiendo la mano sin fijarme en las diferencias de los demás conmigo. En esas diferencias radica la riqueza. Pero exijo el mismo respeto y la misma educación que yo profeso. No asisto a actos de homenaje de ninguna figura más que a la de mi madre, no me siento más enamorada el día de San Valentín. No creo en el Día de la Mujer Trabajadora ni en la jornada de Orgullo Gay. No firmo manifiestos excepto los antibélicos. No me preocupa el idioma en el que hablo, si sé que me hago entender tan sólo con una sonrisa.
No creo en Dios y no soporto a los beatos, los fundamentalismos, los curas o los imanes.
Repudio el terrorismo y el uso de la violencia. Apoyo el diálogo y si éste falla, será porque no existe motivación de entendimento real.
Condeno el esclavismo, a los amos y a los autoritarios.
NI DIOS, NI PATRIA. Simplemente, HUMANIDAD.
2 comentarios:
Me gusta esto. Lo difícil es encontrar a alguien que respete tus ideas, como tú dices. No sé por qué, siempre se empeñan en que estamos equivocados, en que tenemos que pertenecer a una nación, una lengua, una religión, un partido político, una cofradía, una asociación, un X. Nos quieres uniformar y que todos seamos lo mismo y, por supuesto piensan que, si no queremos estar en ese molde, estamos equivocados, perdidos y hay que volvernos al redil. Estoy de acuerdo contigo: A mí, déjenme tranquila, que, si me pierdo, ya me encontraré yo sola, que ya soy mayorcita.
"Nos quieren uniformar", me he equivocado.
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